Bad Bunny trajo una fiesta de marquesina sobre ruedas al Wells Fargo Center de Filadelfia
La artista musical de 28 años de edad dedicó el concierto a madres solteras, estudiantes y personas que tienen más de un trabajo para mantener a sus familias en Filadelfia.
No cabían las malas vibras en el Wells Fargo Center el miércoles por la noche. El lugar no solo estaba lleno, sino que estaba abarrotado de esa emoción que estalla cuando se siente mucha. No era para menos.
El músico puertorriqueño Bad Bunny ofreció un espectáculo impresionante para su concierto en Filadelfia, durante la gira de su tercer solo álbum, El Último Tour del Mundo, el primer álbum en español en alcanzar el número 1 de Billboard. El concierto del miércoles aglomeró a más de 19,000 personas, gritando y cantando de principio a fin. La gira apela a latinos que gustan de juntarse en party de marquesina, cantando y bailando sin parar toda la noche.
Benito Antonio Martínez Ocasio puede ser un conejo malo, pero definitivamente no es mal anfitrión. El rapero de 28 años mantuvo a la multitud enganchada durante dos horas seguidas de reguetón y trap, saltando encima de un panel de pantallas LED de tres partes, montados sobre un camión semirremolque negro. Su voz sonaba tan clara y melódica como en cada grabación. Los bailarines, guitarristas y bateristas que se unieron a Bad Bunny fueron tan cautivadores como los videos gráficos en 3D, la iluminación, las cámaras de escenario 360 con filtros de reconocimiento corporal y la pirotecnia del evento.
A lo grande, Bad Bunny llegó 90 minutos tarde a su propia fiesta, como esperábamos que hiciera.
Su música contagiosa, llena de ritmos afrodescendientes de rock, R&B, hip hop y reggae, hizo temblar el estadio, con fanáticos perreando en disfraces de tiburones azules y orejas de conejo peludas. Con los teléfonos y las manos al aire, la multitud estaba lista para divertirse. Bad Bunny no defraudó su público.
El conejo malo dedicó el concierto del miércoles a madres solteras, estudiantes y personas que llevan más de un trabajo para mantener a sus familias en Filadelfia. La gente en la audiencia ondeaba banderas de Ecuador, México, Uruguay, República Dominicana y, obviamente, la isla del encanto, Puerto Rico. Agradeció a la multitud por darle un Wells Fargo Center a casa llena y compartió su opinión sobre lo difícil que han sido estos últimos dos años durante la pandemia.
En un breve pero emotivo discurso, el artista se dirigió a su público como un predicador dando un sermón: Expresó su respeto y admiración por el esfuerzo que cada uno de sus fans realiza para perseguir sus sueños y los animó a sentir y expresar tristeza. “A veces, para volver a sonreír, hay que llorar”.
Cuando llegó el final, su capacidad de resistencia y energía hicieron que los fanáticos quisieran más.
Una cosa es segura: las letras de Bad Bunny están impulsando un nuevo movimiento social, que busca descolonizar las normas y los estándares que oprimen a los jóvenes, a lo diferente y los pobres. Como canta el mismo Bad Bunny, él “no compone canciones. Produce himnos, para que no caduquen”.
El concierto de Bad Bunny en Wells Fargo Center es uno de los 35 espectáculos con entradas agotadas en su producción El Último Tour del Mundo para Estados Unidos, Canadá y México. Su próxima gira, llamada World’s Hottest Tour, comienza en agosto.