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Miembros de la Asociación Mexicana de Negocios de Filadelfia se reunieron con funcionarios públicos y la policía por preocupaciones con la seguridad pública

Los miembros de la comunidad expresaron sus quejas sobre la lentitud en la respuesta de la policía, de los despachadores del 911 que cuelgan cuando llaman y la falta de atención a sus inquietudes

Los miembros de la Asociación de Negocios Mexicanos de Filadelfia y el grupo de defensa de los inmigrantes del sur de Filadelfia, Juntos, escuchan a la policía y a los funcionarios públicos el miércoles pasado en el restaurante Alma del Mar en South Ninth Street.
Los miembros de la Asociación de Negocios Mexicanos de Filadelfia y el grupo de defensa de los inmigrantes del sur de Filadelfia, Juntos, escuchan a la policía y a los funcionarios públicos el miércoles pasado en el restaurante Alma del Mar en South Ninth Street.Read moreEMMA RESTREPO / For the Inquirer

Con micrófono en mano, Ignacio “Nacho” Flores, dueño de uno de los restaurantes mexicanos de la calle 9, se paró frente a los representantes municipales relatando cómo hace unas semanas estaba cerrando el restaurante cuando alguien entró a su establecimiento y amenazó con matarlo.

Flores trató de calmarlo, pero la agresión escaló. Cuando Flores llamó al 911, la policía no tuvo la misma urgencia; en cambio, el operador comenzó a preguntarle si tenía COVID-19.

El tiempo de respuesta de la policía también careció de urgencia, según Flores.

“La policía tardó más de 10 minutos en llegar”, dijo. “En dos minutos, ese hombre me habría matado”.

La reunión en la que Flores contó su historia fue organizada por la Asociación Mexicana de Negocios de Filadelfia, con el apoyo del concejal de la ciudad, David Oh y se llevó a cabo el 10 de agosto en el restaurante Alma del Mar en el sur de Filadelfia. Además de Oh, asistieron el concejal Mark Squilla, el sargento Brian Mundrick y Juan Ace Delgado, un oficial de relaciones comunitarias de la policía, quienes abordaron las preocupaciones de los asistentes, mayoritariamente latinos.

La Taqueria Morales, Alma del Mar Pescaderia, Mole Poblano, Mezcal Cantina, Los Taquitos de Puebla, Los Cuatro Soles, Philly Tacos, así como Marco’s Fish, el Mercado de Latinas, Mario Rojas Florería y Chocolate, estuvieron presentes para discutir las preocupaciones sobre la escalada de violencia y agresión en el área.

Informes recientes de incidentes reportados a la policía de Filadelfia por delitos violentos en las cuadras de la calle 9, donde se encuentran la mayoría de los restaurantes de los asistentes, hablan de 36 casos este año hasta julio.

Flores, quien nos dijo que hablar sobre su experiencia reciente en un foro público como éste fue difícil, también nos contó que el hombre que ingresó a su restaurante rompió ventanas y otros accesorios del establecimiento causando daños por más de $1,500 que no van a ser cubiertos por el seguro.

Incluso reportar el incidente fue tenso.

Flores dijo que estaba agradecido con Erica Guadalupe Núñez, directora de Juntos, la organización sin fines de lucro del sur de Filadelfia de defensa de los inmigrantes latinos, quien pocos días después del incidente le ofreció ayuda y lo acompañó a emitir una orden de restricción contra el atacante.

“Fui a la corte con Nacho porque estaba segura de que no iba a tener intérprete”, dijo Núñez al Inquirer cuando terminó la reunión. “Y tenía razón. Llegamos a las 8 a.m. y esperamos cuatro horas y media para que el intérprete llegara. Y algo que Nacho no dijo es que la primera vez que llamó al 911, le colgaron, porque no hablaba bien el idioma”.

Según Jasmine Reilly, portavoz de la oficina de comunicaciones de la policía, “a veces llaman personas sordas o con problemas de audición, o personas que hablan diferentes idiomas, así que llamamos a una línea de idiomas para ayudarlos a comunicarse con nosotros. 9.9 de cada 10 veces cuando alguien llama al 911, van a hablar con un despachador que no es un oficial de policía”. Ella admitió que la experiencia que tuvo Flores con el 911 es “100% inapropiada” y se disculpó en nombre de la policía.

Fue evidente que muchas de las personas que asistieron a la reunión están insatisfechas, como Flores, con la vigilancia policial en el área.

“Queremos saber qué esperar de la policía”, dijo Felipa Ventura, de La Taquería Morales. Ventura ofreció el modelo de Camden como ejemplo para el tipo de vigilancia que cree que sería beneficiosa en el área.

“Tengo familiares allá y me dicen que la policía de Camden anda constantemente por las calles y, han generado una relación de confianza y diálogo con los vecinos”, dijo Ventura. “Es una estrategia preventiva”.

Una de las asistentes causó revuelo al relatar que un grupo de vecinos de la calle Snyder, entre las calles 6 y 7, recientemente se tomaron la justicia por mano propia y golpearon a una persona que creen ha roto vidrios de varios autos de la zona.

Delgado, se sorprendió y visiblemente incómodo, al enterarse a través de esta participante que el incidente había sido capturado en video, pidió que se lo entregaran a la policía para que lo examinaran.

“Sabemos que los inmigrantes son impactados de manera desproporcionada por la violencia porque hay actos de odio, pero la policía no está trabajando”, dijo Núñez después de la reunión.

Agregó que la mayoría de los casos que llegan a Juntos son de personas golpeadas o asaltadas, que recurren a la organización en busca de ayuda porque “saben que la policía no los va a ayudar, no hay intérpretes y los operadores de la línea telefónica les cuelgan”.

“La comunicación con la policía es muy difícil. Hemos vivido esto”, agregó.

Para Núñez, el aumento de la violencia en la comunidad es uno de los muchos síntomas de la pobreza, así como el efecto devastador de la pandemia. “Una solución, tal vez, es redirigir algunos de los fondos [de la policía] para programas de prevención”, dijo. Además, se preguntó porqué con el aumento en el presupuesto “¿ni siquiera hay suficientes intérpretes? … La pregunta es ¿qué van a hacer [la policía] para que me sienta segura?”.

“La comunicación con la policía es muy difícil. Hemos vivido esto”.

Erika Guadalupe Núñez

Cuando la reunión llegó a su fin, los funcionarios públicos ofrecieron pocas soluciones, pero unas cuantas de promesas:

Squilla, cuyo distrito incluye el corredor empresarial mexicano en el sur de Filadelfia, dijo que planeaba pedirle a la policía que incluyera el corredor comercial mexicano en su rotación semanal de vigilancia.

Oh se ofreció a averiguar si hay una forma en que las compañías de seguros puedan hacer un mejor trabajo para cubrir las pérdidas de incidentes como el que experimentó Flores.

Oh también sugirió que aumentar la iluminación en el área podría tener un papel importante en el aumento y percepción de la seguridad en el área

Esto último resonó en Flores.

“Lo que menos queremos es que nuestros clientes dejen de venir”, dijo. “Queremos que nuestros clientes visiten los restaurantes de la zona como una forma de apoyar a la comunidad y responder con solidaridad frente a la delincuencia.”

Reconocimiento
El trabajo producido por la mesa de redacción «Communities and Engagement» en El Inquirer cuenta con el apoyo del Instituto Lenfest de Periodismo. El contenido editorial se crea independientemente de los donantes del proyecto.