Skip to content
Link copied to clipboard

Los coquís se apoderan de las calles de North Philly en una exhibición de arte sobre el paisaje sonoro de Puerto Rico

Los sonidos de la rana son grabaciones originales del diminuto anfibio, tomados por el artista sonoro Raúl Romero, en lo más profundo de la selva tropical de Utuado, Puerto Rico.

Artist Raúl Romero walks pass printed spectrograms, placed along N. 5th Street near El Centro de Oro, part of his latest exhibit at Taller Puertorriqueño in Fairhill, on Saturday, Oct. 10, 2020.
Artist Raúl Romero walks pass printed spectrograms, placed along N. 5th Street near El Centro de Oro, part of his latest exhibit at Taller Puertorriqueño in Fairhill, on Saturday, Oct. 10, 2020.Read moreHEATHER KHALIFA / Staff Photographer

En la intersección de la calle 5 y la avenida Lehigh, los peatones se sorprenden al escuchar un sonido poco común en sus desplazamientos diarios, que tienden a ser caracterizados por la bulla del tráfico, los clásicos musicales de la salsa y el canto de las aves. Ahora, la llamada fuerte y aguda que hace el coquí, la rana nativa de Puerto Rico, emerge cada tarde en este paisaje urbano.

Luz Neida Crespo, una guardia del paso peatonal en las calles 5 y Huntingdon, dijo sentirse emocionada al encontrarse de repente escuchando el llamado de la rana en medio de la ciudad. Dijo que nunca había escuchado los sonidos de la rana en un ambiente tan activo.

“Escuchar a los coquís, después de todo ese tráfico... Esa es una buena experiencia”, dijo Crespo, una puertorriqueña nacida y criada en el barrio de Fairhill en Filadelfia.

Los sonidos se reproducen cada 20 minutos, generalmente entre 1:00 p.m. y 6:00 p.m. cada día, a lo largo de tres cuadras en El Centro de Oro. Son grabaciones originales del pequeño anfibio, tomadas por el artista de sonido Raúl Romero, en lo más profundo de la selva tropical de Utuado, Puerto Rico.

Junto con imágenes impresas de las frecuencias de sonido que emite la rana y dos esculturas que se asemejan al Observatorio de Arecibo en Puerto Rico, el canto del coquí hace un llamado metafórico a cualquiera que haya estado en el Caribe. Es la atracción principal en una muestra de arte interactiva llamada “Onomonopoética de un paisaje puertorriqueño”. El espectáculo, que se percibe en el Centro de Oro de North Philly, explora cómo los puertorriqueños se conectan con la isla a través del sonido.

Romero, oriundo de Tampa, Florida, y el artista detrás de la exhibición, dijo que la intención es usar el sonido como un canal, para analizar los mensajes que se transmiten a través de él: identidad, cultura, pertenencia, orgullo. Para aquellos que tienen una relación con el sonido, dijo, espera que les motive sentimientos y recuerdos de la isla. Para aquellos que son nuevos a la experiencia de este sonido, espera presentarles lo que para otros es un paisaje sonoro común.

“Veo el coquí como un conector icónico, como un puente, como un transmisor, que comparte una identidad cultural que viaja con las formas en que lo representamos, con su sonido”, dijo Romero.

El coquí nativo de Puerto Rico (Eleutherodactylus coquí) es una pequeña rana arborícola, del tamaño de un centavo estadounidense, nombrada así por el fuerte llamado de apareamiento que hacen los machos por la noche. Las imágenes y representaciones sonoras de la rana son parte de la identidad cultural de los puertorriqueños, basada en cómo los taínos retrataron a la rana en los petroglifos, siendo un símbolo asociado con la fertilidad femenina y los niños.

Romero, de 37 años, quien vive en West Philly e imparte clases de cine y sonido en la Universidad de las Artes, analizó los espectrogramas de los coquís con Carlos Martínez Rivera, un herpetólogo del Zoológico de Filadelfia, para encontrar formas de presentar la importancia cultural y científica del anfibio.

La muestra, coordinada por Taller Puertorriqueño con el apoyo de la Asociación Hispana de Contratistas y Empresarios (HACE), se extenderá hasta el 10 de enero de 2021. Tiene una exhibición gemela en Miami en la galería de arte Locust Projects.

Rafael Damast, gerente del programa de exposiciones en Taller Puertorriqueño y curador de la muestra, dijo que los mensajes subliminales de la exhibición son un placer para las comunidades caribeñas de Filadelfia, que en este caso, dijo, podrían describirse metafóricamente como pequeñas pero llamativas.

“Esta exhibición trae sonidos de la naturaleza que resuenan con la comunidad del vecindario, predominantemente de Puerto Rico y el Caribe, con codificaciones y mensajes que solo ellos pueden descifrar”.

Para la exhibición en Filadelfia, el artista y el curador colocaron carteles en el vecindario, con un número de teléfono y un código QR, para que los lugareños llamen o escaneen con tal de compartir sus recuerdos e historias sobre el coquí, sobre sus países de origen y sus reacciones a este sonido en un espacio urbano tan activo.

A los visitantes de la galería y a los residentes de la comunidad se les preguntará sobre su conexión con el coquí y con Puerto Rico, y las entrevistas estarán disponibles para escuchar en línea.

Lee Kurtz asistió a la recepción de apertura en octubre. Dijo que los sonidos del coquí la transportaron a los días que pasó en Puerto Rico en la década de 1990, mientras visitaba a una amiga. Dijo que nunca ha olvidado la experiencia de escuchar cantar a la rana.

“A media noche, mi amiga tenía una puerta que estaba cubierta de coquís... Sonaba tan hermoso”.

EN EXHIBICIÓN

“Onomonopoética de un paisaje puertorriqueño”

En Taller Puertorriqueño y a lo largo de la calle 5, hasta el 10 de enero de 2021.

De lunes a viernes en horario de exhibición de 1:00 p.m. a 4:00 p.m. en Taller Puertorriqueño, 2600 N. 5th Street. Al aire libre, la exhibición se puede escuchar todo el día a lo largo de la calle 5, entre las calles Huntingdon y Cambria, con paisajes sonoros especialmente programados cada 20 minutos a partir de la 1:00 p.m. y hasta las 6:00 p.m.

Admisión es gratis. Se requiere mascarilla para ingresar al centro cultural, donde están vigentes las pautas de seguridad de COVID-19.