Un grupo de danza de Filadelfia ayuda a los niños mexico-estadounidenses a conectarse con sus raíces
Ñuuxakun ofrece una experiencia bilingüe y bicultural a los niños del sur de Filadelfia, y tiene varias presentaciones navideñas próximamente.
Andrea García era bailarina folclórica profesional en su natal México. Tras mudarse a Filadelfia en 2016, se convirtió en trabajadora doméstica. Para ayudar a que sus tres hijos se conectaran con su identidad mexicana y dejaran de lado el telefono, creó Ñuuxakun en 2021.
Un grupo de danza que ofrece una experiencia bilingüe y bicultural a los niños del sur de Filadelfia, y ha logrado algunos seguidores en el último año, con varias presentaciones coordinadas para esta navidad.
Ñuuxakun significa “gente que ríe” en mixteco, una lengua indígena ancestral. En un reciente ensayo, el grupo le hizo honor al nombre mientras los niños jugaban alegremente y contaban los tempos.
En el grupo hay 31 niños, unos no hablan español, algunos no hablan inglés y otros son totalmente bilingües. Pero, el lenguaje no importa mucho una vez que entran en su sala de ensayo del edificio Bok.
El impacto lingüístico de un grupo bilingüe
“Yo pensaba que sólo cabía un idioma en una persona”, dice Bryan Sandoval, un bailarín de 8 años del sur de Filadelfia. “Cuando vine al grupo... me sorprendió que eso no era cierto. Mi mamá me había dicho que la gente hablaba más que español, ¡pero yo pensaba que era de juego!”.
Bailar en este ambiente multicultural durante los dos últimos años le ayudó a adaptarse a hablar tanto ingles como español a tiempo para su transición a un colegio bilingüe.
Para Rosario Juárez, de 7 años, el grupo se ha convertido en un cable a tierra cultural, después de que la escuela le prohibiera a sus padres que dejaran de hablarle español en casa.
“Ella era muy tímida y ni le hablaba ni a la maestra ni a los niños”, explica Juana Aguilar Ozorno, madre de Juárez. “Decían que era porque en casa hablábamos español y que la única solución era hablarle sólo en inglés para que no se confunda. Ahora no habla español”.
Aguilar Ozorno conduce 30 minutos desde Pennsauken para llevar a Rosario a los tres ensayos semanales. Dice que bailar en Ñuuxakun ha ayudado a su hija a salir de su caparazón y a entender más español, aunque todavía no lo hable.
Ayudando a los niños a asentarse en su identidad
A medida que se coreografían las danzas, los niños aprenden el significado cultural y la historia que hay detrás de ellas.
“Los papás y yo les enseñamos a los niños las tradiciones, cómo las celebrábamos pues allá y lo que significan para nosotros como comunidad”, explica García.
Ese conocimiento le ha dado a los niños un sentido de orgullo por lo que su comunidad tiene que ofrecer y los espacios que pueden ocupar como mexicano-americanos.
Antes de unirse a Ñuuxakun, Michelle Sandoval, la hermana de 12 años de Bryan, no creía que el baile fuera para ella.
“Nunca había visto [bailarinas] que se parescan a mí, así que pense que no era algo que la gente como yo pudiera hacer”, dijo Michelle Sandoval. “Se me hace una gran oportunidad y ahora me siento cómoda y siento que, aunque no seamos perfectos, somos únicos a nuestra manera”.
Para Liam Luna, de 15 años, el grupo se ha convertido en un espacio para aprender sobre la historia, la cultura y las contribuciones mexicanas de una forma que nunca había experimentado en la escuela.
“Ahora estoy más orgulloso de ser mexicano”, dijo el adolescente del sur de Filadelfia. “[Bailar aquí] ha abierto una parte de mí que ni siquiera sabía que estaba ahí porque antes no me sentía así; ahora estoy enfocado en mantenerme en contacto con mi cultura”, añadió.
Las dificultades
A pesar de la dedicación que todos le han puesto al grupo, García ha tenido dificultades para encontrar un lugar estable donde ensayar.
“Para mí esto no es un negocio , es para la comunidad”, dijo.
Las clases cuestan $5 y el grupo se reúne tres veces por semana durante dos horas. Los niños menores de 5 años pueden asistir gratis, y los padres que no puedan pagar también pueden enviar a sus hijos.
“Todos los niños son bienvenidos, sin importar la raza, el lenguaje o de que cultura sean”, dice García. “Los papás son bien buenos, se encargan del maquillaje, los disfraces y la escenografía, pero nos ha costado encontrar un lugar estable”.
Cuando el grupo empezó, el restaurante Alma del Mar, del Mercado Italiano, dejaba que los niños ensayaran en su patio. En 2022, el grupo creció y la Iglesia de la Crucifixión se convirtió en el nuevo local.
La iglesia necesitaba ser reparada, entonces Ñuuxakun consiguió el gimnasio de Bok para ensayar. Pero, el espacio es demasiado frío durante el invierno, por lo que el grupo debe utilizar una sala más pequeña.
A pesar de la dificultad de encontrar un espacio permanente, el grupo ha tenido éxito, con presentaciones en el Penn Museum, Bok, Cantina la Martina y otros lugares de la ciudad.
En este invierno, estaran presentando una posada que se exhibirá en el Mercado de Invierno de Bok el sábado, en el mercado navideño Expo-sada y Tianguis el domingo, en el Jardín Iglesias a finales de diciembre y en el Kimmel Center el 6 de enero.